La Orfebrería: Es el trabajo artístico realizado sobre utensilios o adornos de metales
preciosos, o aleaciones de ellos. Consiste en el trabajo de metales preciosos para realizar objetos destinados al
servicio de mesa, a la decoración o al servicio del culto. Este arte se
practica desde las civilizaciones más antiguas.
La orfebrería existe desde los tiempos de la prehistoria. Con el oro y
la plata se fabricaban exclusivas piezas como joyas, monedas y estatuas
siguiendo el estilo y los gustos propios de la época y las ciudades donde las
elaboran.
El oficio del orfebre, en su esencia y carácter, fue
uno de los primeros en nacer tan pronto se formaron sobre la tierra los
primeros grupos sociales. Al despertarse en el hombre el gusto por el adorno,
inherente a la condición humana, nació el orfebre.
Historia de la Orfebrería:
La orfebrería fue practicada por las culturas más
antiguas del Medio Oriente y del Mediterráneo, estas originaron el arte
mesopotámico y la escultura Mesopotámica, así como de Egipto y más tarde surge
el arte minoico. Las minas de oro en Egipto, Nubia y Arabia Saudita fueron los
principales proveedores de metales preciosos. Lo que hiso que a su vez se
estableciera en la antigua Grecia y en todo el Mar Negro, la orfebrería se
extendió hacia el oeste desde la Europa central hasta la occidental mediante la
migración de tribus celtas, cuyos herreros fueron reconocidos por sus fraguas
móviles y habilidades para trabajar los metales.
La historia relata que
los primeros hallazgos de la orfebrería fueron sencillas piezas de
cobre que datan del final del periodo neolítico seguidas muy pronto
de las de oro, plata y bronce, al abrirse la edad que recibe el nombre de este
último metal. Los objetos que se labraron con dichos materiales consistían en
diademas lisas a modo de cinta, gruesos brazaletes y
collares rígidos (o torques) de una pieza, terminada por bolas piriformes,
otros collares formados por sartas de bolitas perforadas y, en fin, anillos y
pendientes de forma circular sencilla. La ornamentación de tales preseas,
cuando existe, es puramente geométrica y se limita a surquillos rectos y en
zig-zag, dientes, circulillos, puntos hechos a martillo, entre otros.
En la actualidad, y
conforme con Candia, R., se dice que la orfebrería es ante todo un
arte; una disciplina artística que tiene como elementos
esenciales el metal y el fuego. Como materiales complementarios, de origen
natural; las gemas (piedras), maderas nobles, marfil, nácar, carey, ámbar,
semillas, plumas, etc. Otros materiales,
como: plásticos, acrílicos y resinas son cada vez más
utilizados en la orfebrería.
Estos materiales se han
integrado definitivamente a la vida cotidiana del hombre moderno
y también el arte y sus tendencias más vanguardistas las han
incorporado resueltamente como un recurso expresivo más.
La elaboración de la orfebrería medieval se basaba en la
conjunción de diferentes materiales y técnicas aplicadas a las planchas de
metal de base:
Filigrana: era la labor realizada a
base de hilo de oro que se suelda a la lámina de base.
Pedrería: no solían ser piedras
preciosas sino gemas más o menos irregulares brillantes y de colores (de
almandina o granate, cristal de roca, ágata...) que se presentan pulidas
(cabujones) o talladas (chatones) y también se usan perlas irregulares
(aljofares) y se aprovechan entalles y camafeos antiguos. Estas piedras se
engastan (se incrustan dentro de una pequeña cazoleta soldada a la lámina base
y se remachan los bordes), o se engarzan (se sujetan en el aire con patitas o
garras).
Hoy en día son
diferentes las técnicas que utilizan los artistas que se dedican a esta
especialidad. Entre ellas tenemos:
Técnicas de fabricación:
Fusión del material bruto: consiste en fundir el metal en un crisol para eliminar impurezas y posteriormente verterlo en un recipiente para que se funda.
Martillado y batido: para el batido se interpone un material flexible (cuero, tela, etc.) entre el metal y la herramienta para obtener láminas finas y evitar huellas o roturas.
El martillado consiste en golpear directamente el metal para darle
forma de lámina.
Cortado y acabado: el cortado se realiza a través del simple doblado. El acabado se hace por la cara externa de la pieza y consiste en pulir su superficie.
Almas de bronce u otro metal, chapados y dorados: Estos son tratamientos para abrillantar la superficie y hacerla más sofisticada.
Soldadura sin aporte de material soldante: basada en los distintos puntos de fusión de los elementos a unir.
Soldadura por difusión en fase sólida: calentando por debajo del
punto de fusión
Soldadura con aporte de aleación soldante: de composición oro-plata-cobre.
Vaciado a la cera perdida: se hace un modelo inicial en cera que se recubre de arcilla. Luego al derretirse y quedar eliminada la cera del interior, se vierte el metal fundido y se consigue un molde de fundición hueco que, al solidificarse, reproduce la forma del núcleo.
Remetido y embutido: el repujado hacia dentro o hacia afuera es la elaboración de motivos con un cincel de punta roma para evitar que se corte la lámina.
Puntillado: se realiza con un cincel desde el reverso de la pieza, obteniendo puntos en relieve por el anverso.
Decoración incisa: se consigue mediante la incisión con un buril sobre la pieza y bajo un soporte firme que sujete el objeto.
Estampado: consiste en presionar a golpe de martillo con un punzón metálico sobre el reverso de una lámina. Cuando el punzón deja su marca sólo por una cara del metal se llama estampación por impresión; cuando deja un relieve por una cara y un hueco por otra se denomina estampación repujada.
Filigrana: se realiza mediante hilos que se sueldan a una lámina de base. Se llama filigrana sentada cuando los hilos se sueldan sobre una base y filigrana al aire o calada cuando los hilos se unen entre sí, sin base.
Granulado: en este caso los hilos se sustituyen por pequeñas esferas de oro.
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